
INDRA, AVINA y COCA-COLA: Valle del lunarejo - Destacado apoyo para la protección de ecosistema en Rivera
"Para nosotros es un apoyo muy importante, porque colabora en la conservación de las miles de hectáreas que corresponden al área del Valle del Lunarejo (Rivera) y sus nacientes de agua, una de las principales fuentes de agua del país”, contó a LA REPUBLICA el presidente de Instituto para el Desarrollo Territorial Rural y Aguas Ing. Aler Donadío, al referirse al apoyo de Coca Cola, que invierte cerca de 500 mil dólares en preservar este lugar del norte de nuestro país.
Este apoyo de la Multinacional, en alianza con Indra -sociedad sin fines de lucro dedicada al desarrollo territorial rural y aguas- y con Avina, fundación que busca desarrollar iniciativas innovadoras aplicables a otros contextos en el país, es motivada por la política de la multinacional en reducir al máximo la cantidad de agua utilizada en la elaboración de sus productos en sus plantas. Política que por otra parte, esta siendo aplicada por la Multinacional a nivel mundial que tiene como meta para el 2020 devolver el 100% del agua que usa en sus productos.
“Obviamente Coca Cola no va a sacar el agua de esta zona, porque la extrae de otro lado, pero si compensa el gasto que es muchísimo, pero además su aporte, de alguna manera cierra un circulo necesario ya que se involucra sociedad civil, gobierno y aporte empresarial” dijo.
La multinacional tiene como objetivo reciclar el agua, a través del tratamiento de efluentes y reabastecerla a la naturaleza a través de diferentes proyectos.
Y acá en Uruguay específicamente, decidió invertir en el Monte Nativo Valle del Lunarejo, en el norte del país, área protegida que reserva uno de los más ricos ecosistemas de la región norte del país y además una de las pocas áreas verdaderamente vírgenes del territorio nacional. Es sin dudas, la zona más verde del Uruguay y permanece intocada por la mano del hombre desde su formación, hace miles de años.
En estos momentos, dice Donadío, estamos hablando con los productores de la zona, unos 35, “que se dedican a la producción ganadera mas que nada y tratamos de que sus animales, (vacas, ovejas) no se metan en el monte, que se preserve de alguna forma toda la zona que es muy extensa.
Es difícil convencerlos pero es necesario” dijo Donadío, quien sostiene que ahora tienen como objetivo tratar de incorporar al monte nativo varias especies de árboles que han desaparecido con el tiempo y que no se ven incluso en otro lugar del territorio nacional. Valle del Lunarejo tiene una exuberante flora subtropical y es además la mayor reserva de fauna autóctona del país.
La vegetación allí es muy variada, entre pradera, matorrales y pajonales, forma el hábitat ideal para la fauna del área, muy rica en aves, con 153 especies registradas, además de anfibios raros, reptiles, venados, nutrias con presencia constante de Coatís, Guazúbirás, tatús, coendús, etc. una diversidad enorme de insectos con arácnidos y otras familias y especies.
Es que hay especies en extinción y que por cierto debemos preservar al igual que la exuberante flora.
El ingeniero, insiste en que este apoyo de la Multinacional va más allá del aporte económico, involucrándose en un proceso de desarrollo sostenible, aplicando ese aporte a un lugar, “que es reserva de la biosfera de la UNESCO y que tiene las nacientes de agua principales que tiene nuestro país, elemento fundamental para todos nosotros” señalò finalmente.
Amplio trabajo de INDRA
INDRA brinda capacitación, asistencia Tecnica y asesoramiento a los gobiernos locales del norte de Uruguay en estrategias de adaptación al cambio climático. Promueve la generación de redes en estos temas y las propuestas productivas sustentables para pequeñas comunidades. Ha incursionado en el fomento de la agricultura familiar en comunidades rurales del norte uruguayo, con la implementación de distintos proyectos que benefician tanto a la familia rural como a la tierra donde habitan.
Y se ha destacado por ser el primero en realizarlo, aplicar el turismo solidario de una manera diferente hospedando turistas de lugares distantes física y culturalmente (Europa, Asia, Ocenia, Estados Unidos,) que pagan por su estadía, pero que también dejan una gran riqueza cultural a la vez que ellos también se llevan aprendizajes provenientes de lo vivido en esos días con la comunidad, siendo elegido para este fin un pequeño poblado semi rural como Pueblo Los Furtados en Tacuarembo.
